Buscar este blog

lunes, 17 de junio de 2019

Las hermanas Bunner


LAS HERMANAS BUNNER
Edith Wharton
Las descripciones de Edith Wharton consiguen hacerte atravesar la puerta de la tienda de Ann Eliza y Evelina Bunner, es muy pequeña y se sitúa en un destartalado semisótano, en una calle tranquila, ya condenada a la decadencia, se anuncia con un cartel en borrosas letras de oro sobre un fondo negro.  Se puede oler y hasta sentir el mundo gastado y yermo de estas dos mujeres.
Allí viven y allí trabajan, dentro de un breve, y solo femenino, círculo de relaciones.
Se quieren las hermanas por costumbre, porque les enseñaron a quererse; como también les enseñaron a existir sin cuestionar nada.
Ni una ni otra se atreve a dejar que sus sentimientos traspasen la tela de sus vestidos.
Un reloj llega hasta la casa en forma de regalo de cumpleaños, arrastrará  con él a un relojero que irrumpe en el universo de las dos hermanas, desbaratando su lenta y apacible realidad.
La tensión narrativa despega hasta robarte el aliento al final de esta breve, e intensa, novela: me duele el cinismo del hombre, me emociona la entrega incondicional de Ann.
Me sorprende que el Nueva York de principios del siglo XX, todo energía y fuerza renovadora, pudiera albergar estas vidas tabicadas de prejuicios: mujeres que se sienten en la sombra porque no hay un hombre que venga a sacarlas a la luz; que ignoraban que tenían la libertad de ser ellas mismas.
Creo que las hermanas Bunner,  con otro nombre, podrían haber vivido en la España de entonces, y en la de después. Aquí también había mujeres que obedecían lo que les ordenaban las costumbres; mujeres que acallaban sus corazones apretándolos con las dos manos.