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sábado, 31 de agosto de 2019

Verano en rojo


VERANO EN ROJO
Berna González Harbour

Una novela policiaca clásica. Acabas de abrirla y ya aparece el primer cadáver. Y a enseguida la investigación, llena de aciertos por parte de la comisaria María Ruiz y de sus hombres.  Y ahí empieza también la narración clara y fluida de la autora.
González Harbour no se sale mucho del raíl más tradicional del género: hallazgo de cadáver y comienzo de la actividad policial. Va completando un puzle con piezas que proceden de las pesquisas de la policía y de las investigaciones de un experimentado periodista.
Estamos en la España de 2010, la obra –como gran parte de las novelas  de este estilo - se convierte en el espejo que refleja la vida de ese momento: suenan los goles del mundial; los periodistas sufren la crisis de los diarios de papel; las madres pensionistas se ven obligadas a recoger en sus casas a hijos que se quedaron sin trabajo. Y un tema destaca por encima de todos: la pederastia dentro de la Iglesia Católica.
La novela policiaca en general se llena del momento histórico que la ve nacer, por eso es una buena crónica de nuestro tiempo.
El desenlace es vertiginoso, es una conclusión dinámica y vivaz, y también poco creíble, demasiado artificioso.
Los personajes están estereotipados. La autora se permite una pequeña desviación del canon (frecuente por otro lado), la comisaria es una mujer. Sin embargo creo que no acierta cuando  en el trato con sus subordinados utiliza improperios y rudezas, yo diría que imitando al tópico policía varón. Una mujer en un puesto habitual de hombre debería encontrar su propia voz.

Calla un secreto personal, que en las últimas páginas se descubre: sobra el tono Corín Tellado bañado de erotismo.